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miércoles, 4 de septiembre de 2013

Uno de esos días tristes


Martí es una criatura fabulosa. Nos enseña cada día que hay que luchar, luchar y luchar porque esa es la única manera de llegar conseguir que los sueños se hagan realidad.

Hace un par de días estábamos en la calle y él vio a unos niños. Martí es un niño muy sociable y lógicamente quería ir a jugar con ellos. Se esforzaba por hacerse entender. Al principio los otros niños le hablaban y jugaban con él, hasta que se dieron cuenta que no es como ellos, que le cuesta hablar y que es demasiado infantil para la edad que tiene. No es que se burlaran de él, pero sí que se notaba un rechazo. Martí no hacía nada más que ir detrás de ellos llamándoles, pero ellos ya no le hacían caso.

Mi campeón no se dio cuenta y estaba feliz y entusiasmado con los nuevos amigos que había hecho. Yo estaba hundida porque cada vez las diferencias son más evidentes y sé que cada vez se quedará más solo.

Martí tiene un@s amig@s increíbles y un@s prim@s que lo adoran pero, como es normal, ellos no van a estar siempre ahí ni para protegerle ni para jugar con él. Llegará un momento en el que los juegos se acabarán y habrá que dar paso a otras cosas que, siendo realistas, él nunca va a poder vivir.

Para mí como madre esto es muy triste. Veo a chicos como él que ya son mayores y están solos. No es justo. No es justo para nada.

Ojalá nuestro sueño se haga realidad. Ojalá Martí se cure y pueda hacer una vida normal. Daría mi vida ahora mismo por conseguirlo.


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